jueves, 17 de marzo de 2011

The Reason Capitulo 4

Quedate

Me levante con un dolor de cabeza horrible, al tratar de abrir los ojos la luz me cegó así que me senté en mi cama que estaba demasiada fría para mi gusto, estaba buscando mis pantuflas con mis pies y espere sentir el frio piso de mi recamara, pero en cambio sentí bajo mis pies una alfombra, abrí los ojos de golpe, pero eso hizo que me diera más la cabeza, así que la los volví a cerrar ¿Qué diablos había pasado anoche? no recordaba nada, me fui tallando los ojos y los abrí lentamente, pero para mi gran sorpresa, no estaba en mi cuarto, este era muy lujoso y grande, todavía asustada me mire, esperando no haber hecho algo de lo que me arrepentía, pero estaba bien, con una ropa que no era mía, entonces recordé, yo en la bañera y luego poniéndome esto, suspire, nada malo por el momento, tenía que buscar a alguien y preguntarle por qué yo estaba aquí y como llegue aquí, me levante despacio y mire si estaba mi ropa por algún lado, pero nada, vi un reloj al lado y mire la hora Mierda, ya era la 1:00 de la tarde camine hacia la puerta, recordando que la otra era del baño abrí la siguiente y había un pasillo que enfrente de mi había otra puerta y al lado de esta otra al igual que la mía, del lado derecho en la esquina, estaban unas escaleras y del otro lado veía un buró, y vi una repisa de libros, no lo pensé dos veces y camine hacia allá, me sorprendió ver tantos libros y de los que a mí me gustan, en cuanto vi ''Cumbres borrascosas'' lo agarre con tal rapidez que me tambalee y me dio otro dolorcito mas, voltee hacia el otro lado y había un sillón grande para tres personas, color café oscuro y de piel, al lado de uno chico igual, frente a esto había una mesita pequeña con unas veladoras en forma cudrada color cremita y también una mesa más pequeña y alta entre los dos sillones, con un teléfono y una lámpara, Es tan lujoso camine hacia el grande con el libro en las mano y me senté, si poderlo evitar empecé a leer, pero mi estómago gruño, no hice caso hasta que sentí la presencia de alguien
 
-¡Buenos días! -me saludo un chico tan guapo, que tarde en cerrar la boca, traía una pijama que consistía en unos pantalones de franela con cuadritos rayado, verdes, con una camiseta negra pegada e manga corta, me sonrió y se acercó- ¿Te encuentras bien Bella? -pregunto, yo aún no lo conocía así que alarmada, me levante dejando el libro en la mesita y me puse tras el sillón, pero me dolió la cabeza así que con una mano me agarre el fuente de mi nariz y cerré los ojos, tratando de recordar y todo regreso a mi mente, Yo estaba a punto de suicidarme, me subí a la barda y cuando me iba a tirar, apareció un hombre y me detuvo, era el, el hombre que tenía frente a mí, me había salvado de mi gran tontería, Oh le debo tanto, ¿cómo es que iba hacer eso? todo gracias a que a mí se me ocurrió tomar - ¿Bella? -abrí los ojos lentamente, y lo mire, Si, si es el suspire de alivio y me acerque a él, como si me estuvieran empujando y sin pensarlo dos veces me avente a él y lo abrase, este no se movió, pero luego correspondió, el abrazo
 
-Gracias -susurre- en serio, muchas gracias -una lagrimas empesaron a salir de mi rostro- no sé cómo recompensarte en lo que as echo por mi -sollocé- no puedo creer que iba hacer aquella idiotez
 
-Bella, no me debes nada -se separó de mí , pero sin soltar el abrazo, solo, hasta donde podía verme a la cara, con una mano me limpio las lágrimas y con la otra, acomodo un mechos de cabello, de tras de mi oreja- no tienes por qué llorar -dijo dulcemente yo sonreí asintiendo y me acerque de nuevo a él, para abrasarlo
 
-lo siento, si ten incomodo -susurre- pero enserio, muchas gracias, fue una tontería, yo no pensaba bien en ese momento, como pude ser tan egoísta, tengo que estar con Charlie, él no tiene la culpa -llore de nuevo y me abrase más a el- no sé qué hubiera pasado si tu no hubieras llegado
 
-Está bien, por supuesto que no me incomoda -puso su barbilla arriba de mi cabeza y suspiro- no eres egoísta, solo no pensabas bien, por lo ebria que estabas -susurro, yo sonreí, me sentía tan bien en sus brazos, que no quiera moverme No Bella, tú no puedes pensar así de él, pero para vergüenza mía, mi estómago gruño - creo que alguien tiene hambre -rio Edward, yo me puso roja, rio más fuerte- ven vamos a comer -se separó, pero tomo mi mano y bajamos las escaleras, no me sentí incomoda, al contrario se sintió tan bien , pero de nuevo me dolió la cabeza y Edward, lo noto al verme ceñuda- ¿estás bien?
 
-sí, solo que -me toque de nuevo la cabeza, mientras dejaba que me guiar a algún lugar de la casa-es la resaca -asintió, me hiso señas de que me sentara y yo lo hice, me senté en los bancos altos de la barrita, mientras el salía, luego entro segundos después y me dio unas pastillas- gracias
 
-de nada -me sonrió con una sonrisa torcida, que juro que el corazón, se paró un momento, luego camino hacia el sartén y yo me pare y camine tras de el
 
- te puedo ayudar? -dije tímidamente
 
 
-no, tu siéntate, no te preocupes yo te sirvo -lo mire ceñuda y la joven tímida se fue
 
-pero tú ya hiciste mucho -el negó con una sonrisa- déjeme a mí y tú te sientas -este soltó una carcajada y camino a la silla con las manos en el aire como si estuvieran revisándolo unos policías y yo lo mire hasta que se sentó, claro mi mirada fue un poco más abajo Bella me reproche yo misma. Hice omelett, uno para mí y uno para él, mientras hacía esto, sentí su mirada a cada movimiento que hacía, no me incomodo, así que no repele, ya había terminado, pero me di cuenta que faltaba algo- Edward -lo llame
 
-Sí, Bella? -sonrió
 
-No te rías -se puco ceñudo- ¿dónde están los platos? -y como me lo esperaba, soltó una carcajada yo me puse roja y rio más, luego cuando paro señalo unos muebles que estaban pegados a la pared, pero arriba, camine hacia ellos y lamentablemente, no alcance, ni a abrir, una puerta, luego sentí un aliento en mi cuello y me estremecí, un pecho demasiado pegado a mí, y su mano blanca tomo dos platos y luego dos vasos, yo me puse roja, luego ladee mi cabeza para mirarlo
 
-Gracias -este me sonrió caminando a la mesa de nuevo, yo tome los platos que me había dejado y camine a la estufa, poniendo un omelett para él y uno para mí, frente a el, luego me voltee y llene los vasos con jugo, camine a mi lugar, pero mi plato ahorra estaba a lado suyo, yo mire ceñuda a Edward mientras le entregaba su vaso ¿¡como llegue hasta aqui?
 
 -Vamos, como a mi lado -palmeo el lugar que estaba a su lado, yo asentí y camine a él, me senté y jugué con el tenedor- ¿qué pasa? -rápidamente voltee y vi que él no estaba tan lejos como lo está en unos momentos
 
-nada, solo pensaba .conteste y tome un bocado de mi desayuno
 
Después de haber desayunado camine hacia arriba a recoger mis osas para marcharme
 
-¿Qué haces? -.pregunto alarmado
-creo que ya te moleste de más, es hora de irme -conteste y iba a subir cunado me tomo de mi brazo, voltee y mire su cara de tristeza
 
-Quédate conmigo, no te vayas -contesto muy cerca de mí -yo entre abrí mis labios y trate de respirar, su olor me había inundado y me había dejado hipnotizada con sus ojos verde esmeralda, yo no tenía respuesta coherente así que solo asentí y me deje llevar al sillón, me senté lo más cerca de él, estuvimos toda la mañana y tarde hablando platicando y sentados viendo televisión y sin embargo seguía insatisfecha, no quería irme, al parecer el me platico muchas cosas y de que le gustaba a él y a mí, no entramos en mucho detalles íntimos, pero si uno que otro que me pregunto y rápidamente me puse roja
 
-¿y entonces no tienen novio? -pregunto nuevamente y algo nervioso
 
-no -conteste sin dejar de mirar sus ojos hinoptizantes
 
Había notado algo de el en todo el día, al reírse y mirarme, su mirada era penetrante y deslumbrante sin embargo no brillaba, sentí que me ocultaba algo ya que su mirada era triste, pero como me va a contar solo soy una amiga extraña de hace pocas horas
 
(...)
 
-Bueno, Edward, creo que ahora si debo irme -conteste con tristeza pero sin moverme ni tantito
 
-¿de veras te tienes que marchar? -dijo casi gimiendo de dolor- no te puedes quedar hasta mañana… ¿O hasta que regrese tu papa? -dijo suplicando
 
-¿en verdad quieres que me quede? -asintió
 
-no me gusta estar solo-dijo tragando saliva
 
-¿solo? pero me has dicho que tiene una familia enorme 2 hermanos y sus novios junto con tu padres y por lo que me dices de seguro la duendecillo, como le dices viene mañana -Edward me miro adolorido y con una lagrima en sus ojos
 
-Bella tengo que, tengo que decirte la verdad -dijo mirando hacia otro lado y luego a mí de nuevo, pero en eso sonó el teléfono de su casa y suspiro limpio una lagrima y contesto- sí, de acuerdo... voy enseguida - dejo el teléfono y me miro- Bella lo siento, me llamaron del trabajo, yo no quiero que te vayas...
 
-no importa, como quiera ya es hora de irme- lo interrumpí
 
-pero Bella, no es necesario, puedes quedarte, yo no tardare
 
-Edward, se sensato, que pensaran si viene tu familia ahorita y me ve sola en tu casa o si en la mañana me ven aquí… no, creo que mejor me iré
 
-no tienen por qué enojarse, mi familia no es mala, además no creo que venga mañana ni pasado
 
-lo dudo, pero eres muy amable, tengo que limpiar la casa, ya ni recuerdo como la deje -dije parándome y caminando a la lavadora que ya sabía dónde estaba tome mi ropa y subí a cambiarme y después baje, Edward seguía ahí, sentado, pero ahorra con unos jeans desgastados y unos Nike negros y una sudadera negra en la mano más aparte la que traiga puesta de zipper
 
-toma esta frio afuera, te la puedes quedar -me entrego el sweater y rápidamente supe que era de el por el aroma, me coloque la sudadera y en lo que la pasaba por mis brazos vi que miraba mis manos y cuando la pase por mi cabeza el tenía su ceño fruncido, tomo mi mano, yo asustada por saber que noto empecé a respirar pesadamente, tomo la pulsera de tela negra y la deslizo fuera yo no dejaba de mirar mi mano y luego sus ojos, y ahí bajo la tela estaba una herida más que profunda que había echo con un cuchillo, ahorra lo miraba avergonzada, subió la manga y miro mi antebrazo para ver el piquete, nadie lo hubiera notado pero aparecer el sabia de eso, toco las cicatrices y su ojos estaban sorprendidos y tristes, luego fue a la otra mano y habían las mismas que en la anterior, yo puse mi mano libre arriba de la herida profunda, pues esa aun no sanaba y tape sus ojos de ella su mirada se encontró con la mía y me miro triste- porque te lastimas a ti misma? -dijo con voz ronca y quitando la mano de nuevo para mirar la herida, yo está más que avergonzada- deja verla, está un poco infectada, tenemos que ir a que te revi...
 
-no, no, no, déjalo así, no es como si nunca lo hubiera hecho, al rato se cierra, no necesito que me lleves con un doctor, déjalo así, no lo agás, por favor
 
-claro que necesita curarse, es más necesita por lo menos dos puntadas, vamos a mi consultorio- ahí me detuve seca
 
-tu, tu, tu, eres doctor? -asunto, suspire y caminamos a lo que era su oficina para que me limpiara y curara y después como había dicho me dio solo dos puntadas
 
-Bella, prométeme que nunca más te aras esto a ti misma
 
  
-sí, lo siento
 
-a mi no me pidas perdón, háztelo a ti misma -asentí- también tienes que prometerme que me dejaras llevarte a mi consultorio en el hospital para checar tu sangre, no quiero que te pase nada, debo saber cuánto te has envenenado -asentí sonrojada y mire al otro lado avergonzada, mientras me limpiaba la otra mano y ponía unos curitas de mi muñeca- bueno, pues ya termine- dijo terminando de vendarla
 
-gracias dije avergonzada
 
-de nada

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